SOBRE EDICIÓN, ILUSTRACIÓN Y LIBRO DIGITAL, EN 'BIOSBARDIA'
El periodista César Gil Lorenzo ha entrevistado al director de KALANDRAKA, Xosé Ballesteros, para "Biosbardia", una web sobre libros y literatura galega. El panorama actual de la edición, el peso de la ilustración y el futuro del libro digital son algunos de los temas que se abordan en esta entrevista, originalmente publicada en la lengua de Rosalía. Reproducimos a continuación un extracto.
[Escaparate de la Librería Diógenes de Madrid, dedicado a "Mamá", último Premio Compostela de Álbum Ilustrado].
-A pesar de la evidente crisis del sector editorial, da la sensación de que Kalandraka mantiene la buena salud, con un alto nivel de publicaciones y un modelo de negocio asentado. ¿Cuáles piensa que son las claves de este plus de resistencia?
Es cierto que los números de Kalandraka en el ejercicio 2013 son esperanzadores si los comparamos con la media del sector del libro. La cifra de negocio en el Estado español ha retrocedido a niveles de 1995, mientras que en Galicia está en cuestión la propia supervivencia de la industria editorial gallega. Kalandraka, por contra, ha crecido un 12% y consolida una tendencia que viene de atrás.
¿Cuáles son las claves? La visibilidad de la marca Kalandraka en las mejores librerías de la Península Ibérica debido a la buena acogida y a la demanda de nuestro catálogo entre un amplo sector del público; la coherencia interna y la diversidad del catálogo de los Libros para Soñar; la calidad literaria, plástica y del acabado de los libros; el respeto a las distintas lenguas peninsulares; el éxito en la internacionalización de nuestro proyecto, que nos permite optar a licitaciones públicas en Iberoamérica… Actualmente somos viables sin las compras insitucionales de la Xunta o del Ministerio de Cultura. No nos afectan los recortes.
-Kalandraka fue pionera en editar desde Galicia en lenguas que no son el gallego, sin renunciar a editar esos mismos títulos en nuestro idioma. Esa senda se demostrado exitosa. ¿Cuáles han sido los principales retos de esa decisión editorial, qué resistencias encontraron y cómo se consigue difusión internacional desde Pontevedra y no desde las grandes capitales editoriales del Estado?
Llevo muchos años en el sector del libro gallego y una de las curiosidades que siempre me llamaron la atención es que la mayoría de los libros producidos y vendidos en las librerías gallegas en gallego no pertenecían a editoras propias sino a empresas radicadas fuera, principalmente Madrid y Barcelona. En los comienzos de Kalandraka nos preguntábamos si no sería posible producir libros en Galicia y venderlos fuera, si seríamos capaces de exportar.
Pasado el tiempo, la decisión de abrirnos al mundo fue acertada. Se ha demostrado que podíamos colocar libros “made in Galicia” en el circuito español, catalán, vasco y portugués. Y a partir de ahí se nos ha abierto la posibilidad de llegar a cualquier lugar del mundo. Hicimos muchos kilómetros para conocer librerías, bibliotecas y colegios y para acudir a las ferias internacionales del libro más importantes. Éramos conscientes de que estábamos abriendo caminos para que después pudiesen transitar por ellos otros proyectos editoriales gallegos, y ahora ahí están para quien los sepa andar.
-¿Esa estrategia comercial sería posible hacerla con un proyecto editorial pensado para lectores adultos?
Sabemos que hay intentos desde Galicia, pero no basta con poner en marcha un catálogo en castellano. Hay que tener presencia importante en las librerías de las grandes ciudades, realizar acciones de promoción y comunicación constantes y, sobre todo, tener un catálogo muy potente que pueda hacerse sitio entre las innumerables propuestas de los grandes grupos editoriales. La tarea es titánica en un mercado a la baja, adelgazado; no le veo muchas posibilidades de éxito, hoy por hoy.
Semejante iniciativa debería contar con apoyo institucional, como sucede en Cataluña. Parte de la debilidad del sector editorial gallego radica en que pese a las declaraciones de intenciones, la Xunta no lo trata como un sector estratégico.
"Kalandraka forma parte de un pequeño número de editoriales independientes que trabajan a favor de la formación de los buenos lectores de hoy para que lleguen a ser los buenos lectores del futuro"
-En una entrevista en Biosbardia, Moisés Barcia explicaba que el libro para niños, como objeto, está menos ideologizado, que la gente lo compra sin preconceptos, que ni siquiera importa que el pequeño sea o no lector. ¿Qué opina?
Los libros para niños están tan ideologizados como cualquier otro producto cultural. Como ejemplo, la enorme oferta que existe en el mercado de literatura-basura para los más pequeños, convertidos en consumidores de propuestas ñoñas, edulcoradas, que no cumplen los mínimos estándares de calidad. Vivimos bajo el imperio de la concentración editorial que está al servicio de los grandes monopolios mass-media. Kalandraka forma parte de un pequeño número de editoriales independientes que trabajan a favor de la formación de los buenos lectores de hoy para que lleguen a ser los buenos lectores del futuro.
[Sesión de cuentacuentos para bebés en la Librería Libros para Soñar de Vigo]
-Uno de los objetos identificables al primer golpe de vista con Kalandraka son los álbumes ilustrados. La nómina de escritores y sobre todo ilustradores que ha publicado títulos en vuestras colecciones es bien larga. ¿Podemos hablar de que existe una industria de la ilustración editorial para niños?
Existen editoras que publican libros ilustrados, y existen ilustradores, y también existen lectores –sobre todo lectoras– de libros ilustrados. El álbum ilustrado es un tipo de libro que ya trascendió el ámbito infantil; ahí están las novelas gráficas, los álbumes para adultos, la banda diseñada. El álbum, como tal, irrumpe en España con el final de la dictadura y se va haciendo un espacio en la escuela, las bibliotecas y las librerías gracias al carácter singular del nuevo formato y de su potencia…
Los ilustradores son artistas y en Kalandraka venimos apostando por poner su trabajo al mismo nivel que el de los creadores de los textos; algo que no sucedía hasta no hace mucho tiempo y que contribuye a dignificar su labor.
-Siguiendo con el tema de la ilustración, da la sensación de que en esa área artística se ha dado una auténtica revolución. Si comparamos los dibujos que había en los libros en la primera mitad de la década de 1980 con las que se publican hoy, parece que estamos en civilizaciones diferentes. Da la sensación además que la ilustración infantil lidera un cierto cambio estético general, incluso en la decoración, en el textil… ¿Cómo lo ve?
Figuras internacionales como Maurice Sendak, Tomi Ungerer, Leo Lionni o Eric Carle, que procedían del ámbito del diseño gráfico, lideraron una revolución creativa que favoreció que el álbum ilustrado se abriese camino y superase las barreras que lo restringían únicamente al público infantil. La publicación en 1963 de "Donde viven los monstruos" –considerado el ejemplo de álbum ilustrado perfecto– marcó un antes y un después en esa senda por la que ahora transitan ilustradores de todo el mundo.
“El libro de papel es lo más sostenible, ecológico. La transición a lo digital es forzada”
-Me gustaría que analizase el supuesto cambio de paradigma lector, la irrupción de la lectura digital y el futuro del papel, en general y enfocado al público infantil.
La transición hacia el modelo digital está siendo impuesta desde “arriba”, no hay demanda por la base. No la hay en España, ni en Italia, ni en Portugal, ni en Francia… Lo que hay es un potencial mercado que las grandes empresas de tecnología quieren aprovechar, y que fuerzas políticas y económicas quieren impulsar porque interesa que “todos-todos” estemos conectados, y que a cada poco tengamos que renovar todo el parque de aparatos que nos permiten esa conexión. Lo digital no es siempre lo más democrático, y el libro de papel, en el momento actual, es la apuesta más sostenible, más ecológica. Hay editoriales que se están colocando en ese ámbito porque entienden que hay un “nicho” de mercado y quieren aprovecharlo. No es nuestra guerra, porque no estamos en el mundo de la edición solo para hacer negocio y porque tenemos muchas dudas ante un futuro digital forzado.
-Su otro sello, Faktoría K de Libros, fue pionero en el boom que ha vivido la traducción al gallego hace unos años. En su catálogo se apostó por autores actuales de gran éxito (por distintas razones) como John Boyne y Cormac McCarthy. ¿Cómo valoran ese trabajo? Da la sensación de que se ha bajado la intensidad en la publicación.
Estamos satisfechos por haber aportado para la lengua galega la colección Narrativa K con autores tan importantes como Vladimir Nabokov, Boris Vian o Philiph Roth, pese a que traducir la obra de estos escritores y mantener una colección de este calibre en gallego sea remar contra el viento, pues el mercado para este tipo de iniciativas es muy pequeño. Lo hacemos por militancia cultural y lo seguiremos haciendo aunque las ayudas de la Consellería de Cultura a la traducción sean ridículas.
[Manuel Álvarez Torneiro y Luís rei Núñez, firmando libros en la Librería Couceiro de Santiago]
-En el catálogo de Faktoría K, a la colección ‘Trece lúas’ se unió ‘Tambo’, uno de los referentes de la poesía contemporánea. Cuénteme un poco cómo se produce el encuentro y qué propuesta editorial tienen en el futuro inmediato en el ámbito de la lírica.
La colección ‘Tambo’ dependía de la Diputación de Pontevedra. Su director, Luís Rei Núñez, se dirigió a Kalandraka cuando la Administración provincial decidió cerrarla en 2006, después de más de treinta entregas, y nos propuso darle continuidad. Rei Núñez sigue siendo su director y los aciertos de ‘Tambo’ son sus aciertos. La editorial cumple con su papel de hacer posible que este proyecto hermoso y necesario siga alentando, y esperamos que sea así por mucho más tiempo.
La consecución del Premio Nacional de Poesía por parte de Manuel Álvarez Torneiro con "Os ángulos da brasa" es una muestra incuestionable de la calidad literaria de la poesía gallega, y desde nuestra editora queremos contribuir a que la lírica también llegue al público.
-Es obvio que la industria cultural gallega está viviendo horas muy bajas. ¿Qué pasos se deberían dar para evitar aún más su degradación?
Mientra no haya un cambio de política cultural no habrá ninguna posibilidad efectiva de mejora. El problema es que los actuales responsables políticos niegan que estemos en caída libre en todos los sectores que conformamos la cultura gallega. Pero la realidad es que nuestra cultura está enferma y es necesario curarla para que pueda tener futuro. Hace falta asumir la situación con un diagnóstico objetivo para diseñar políticas de futuro, porque no vale con vender humo.
Poner en marcha la Lei do Libro, aplicar una política de gestión bibliotecaria integral e impulsar medidas de choque para la recuperación del uso de la lengua en todos los ámbitos de la sociedad son medidas imprescindibles para acometer ese cambio de un modo decidido. Si nuestra lengua autóctona se habla menos, será cada vez menor el número de lectores y, por consiguiente, la oferta cultural se empobrecerá de forma galopante hasta extremos de extinción.
Las compras de libros publicados en lengua gallega por parte de las instituciones vienen sufriendo recorte tras recorte. De ahí que muchos títulos publicados en estos últimos años ya no se puedan ofertar en las bibliotecas públicas; lo mismo ocurre con las ayudas a la traducción. Hoy por hoy una editorial gallega no puede vivir del “amparo institucional”.
Aún así, existen colaboraciones positivas en proyectos concretos. En el caso de Kalandraka podemos citar la Campaña de Animación a la Lectura con el Concello de Santiago, que viene desarrollándose desde hace 14 años y que dio como fruto la convocatoria del Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado, que ya va por la séptima edición y que suma más de 2.000 trabajos presentados desde países de todo el mundo; o también O Cartafol do Lérez, un periódico escolar en formato impreso y digital que se enmarca en una campaña de dinamización lectora y escrita creativa con el Concello de Pontevedra.