La autora e ilustradora Paloma Valdivia, junto con el escritor y artista plástico Gustavo Roldán, participó en el ciclo de sesiones de Edicció organizados por la Librería Laie con el objetivo de generar una aproximación entre lectores y profesionales de primer nivel vinculados al mundo del libro: editores, traductores, agentes literarios, libreros, clubes de lectura, periodistas. En esta ocasión, la ilustración era el hilo conductor de la sesión.

Paloma Valdivia y Gustavo Roldán protagonizaron un diálogo ágil e interesante en el que compararon sus respectivas trayectorias, las similitudes y las diferencias de sus respectivos estilos, con ejemplos ilustrados y anécdotas de sus respectivas experiencias.

La autora de “Los de arriba y los de abajo”, ilustradora de "Gabriela Mistral: selección poética" y  de "Los versos del libro tonto", además de otros libros como "El mago de los fogones", editado por Hipòtesi, explicó el proceso creativo de esta obra que, como otros trabajos se va modelando a partir de una idea que va desarrollando en su libreta de papel. Caminaba por una calle cuando vio un cartel que ponía que los países del norte ayudan a los del sur, y de ese sencillo detalle surgió la obra, con frases sintéticas que fluyen con naturalidad.

Ambos coincidieron en que, a diferencia de ilustrar un texto ajeno, cuando desarrollan un proyecto enteramente propio se sienten más cómodos, libres y legitimados para corregir o modificar el relato y las imágenes; mientras que en el otro caso es necesario compatibilizar las figuras del autor, el ilustrador y el editor. Se debatió sobre la dificultad de plasmar visualmente una obra literaria de otro autor, o sobre la flexibilidad que escritores e ilustradores han de tener para compaginar sus respectivas aportaciones en el proceso creativo y de producción del libro que comparten.

Paloma Valdivia, a la que influyeron los libros del también chileno Fernando Krahn o las obras de Wolf Erlbruch, explicó que le atraen las historias emotivas, que abordan el tema de la felicidad y que dejan en los lectores la impresión de poder darle continuidad al relato. Por eso “Los de arriba y los de abajo” evoca concordia y convivencia, transmite positivismo y buen humor.