José Antonio Portillo, a la izquierda, presentado por José Antonio Camacho (fotografía de Paul Rojas cedida por la Agrupación Fotográfica de Guadalajara)

El autor de "Museo del Tiempo" y "¿Qué piensa mi sombra?" participó este fin de semana en el XVIII Maratón de los Cuentos de Guadalajara, donde también han intervenido Antonio Rodríguez Almodóvar, Pablo Albo, Tim Bowley y Charo Pita, cuyos nombres están también asociados al catálogo de KALANDRAKA.

El Maratón, organizado por el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil y la Biblioteca Pública de Guadalajara, ha dado la oportunidad de explorar la riqueza de la tradición oral de todo el mundo, desde Níger a Francia, desde Alemania a Canadá, pasando por las historias de Asia Central o de Latinoamérica, sin olvidar la narración en lengua de signos.

Con el lema "El sonido de la memoria", la exposición de Portillo se centró en dos de sus proyectos: "Museo del tiempo" y "¿Qué piensa mi sombra?", editados por KALANDRAKA. Ambos "son un viaje en sí mismo, caminar a través de una ciudad es su propósito, caminar es viaje", explicó el autor.

Museo del tiempo, edición de KALANDRAKA

En el primero, la clave está en un agujero a 50 centímetros de profundidad, en ciudades como Viseu, Évora, Nanterra, Valencia, Alcalá de Henares o Benicarló, donde se enterraron objetos pertenecientes a niños que quisieron guardar su memoria de los "hombres grises". A partir de la lectura de "Momo", este proyecto escolar invita a recorrer calles, barrios, plazas... Como lo describe el sociólogo Manuel Delgado: "El trabajo de José Antonio Portillo es una magnífica oportunidad para pensar acerca de esas cosas, esto es sobre cuál es hoy el lugar de la memoria o cómo la memoria siempre tiende a encontrar su sitio". Y he ahí su relación directa con este Maratón de los Cuentos.

José Antonio Portillo y José Antonio Camacho (foto de Gloria Márquez cedida por la Agrupación Fotográfica de Guadalajara) 

Portillo desgrana con satisfacción el resultado de esta peculiar iniciativa: En Macao (China), Sofia enterró sus zapatillas de ballet. En Viseu (Portugal), Bárbara guardó un lápiz que jamás quiso estrenar. En Evora (Portugal), Denise escogió su chupeta de bebé, la única que consiguió calmar su primer llanto. En Alcalá de Henares, Yossef enterró los tres collares que le entregó su madre cuando se vino para España. En Nanterre, Jean sepultó un barco que hizo con su padre con cortezas de árbol. En Valencia, Fran eligió una rana conservada en alcohol. En Benicarló, optó por Laura una entrada de un concierto. "En otros muchos lugares y ciudades de todo el mundo se siguen produciendo enterramientos continuamente, como el de Sasha, que enterró su Gran Enciclopedia de Estudiante que le regaló su padrino para que no olvidara la lengua de Ucrania cuando emigró a España", explicó el autor en Guadalajara.

Portillo desplegó el mapa de "Museo del Tiempo"

Siete adolescentes madrileños, seleccionados entre 200 alumnos, participaron en el proyecto "¿Qué piensa mi sombra?", en el que mostraban sus respectivos caminos orgánicos.

"Durante los días soleados del mes de noviembre, estos siete adolescentes nos invitaron a caminar por las calles de Vallecas, Carabanchel, Santa Eugenia, Vicálvaro, Palomeras, Barrio de la Concepción y Puerta del Angel. Luego se sumaron adolescentes de Carlet y Sueca. Nos hicieron descubrir diferentes señales de su camino afectivo: puentes, pasos de cebras, bancos de una placita, casas abandonas, jardines, farolas que proyectan sombras, transeúntes con los que se cruzan, sombras de otras personas. Cada uno con su significado y siempre en el espacio de su ciudad: Andrea la placita donde un banco le recuerda su madre que ya no está; Amaya el puente que une su barrio que fue dividido en dos por la carretera M30; Ester y Sandra la sombra que canta; Patricia el bar con el toldo que filtra la luz de color naranja en un barrio que no le gusta; Laura el pasadizo donde juega con sus amigas mientras sus madres hablan; Mónica los lugares por donde transitaba la sombra de su madre; Noelia la palmera que crecía con ella; Diego su camino parecido al desierto del Sahara; y Susy la puerta que encierra una historia que no quiso desvelar. Luego buscaron un lugar concreto de ese camino, un espacio que tuviera un significado especial. Allí esperaron a que el sol proyectara su sombra para "cazarla con su pensamiento" a través de una fotografía".

Páginas interiores de "¿Qué piensa mi sombra?"

"En este proyecto la sombra, tema suficientemente analizado y usado en la literatura y en las artes, tenía que estar inmersa en un espacio urbano. De algún modo debía ser capaz de captar la realidad urbana de una ciudad a nivel físico y emocional".

Y el proyecto continuó. Y la colección se sombras se completó con las fotos de otras personas que quisieron compartir sus pensamientos.

"¿Qué piensa mi sombra?", edición de KALANDRAKA