MARC TAEGER Y RAFAEL ORDÓÑEZ EN EL ESPACIO KALANDRAKA
El ilustrador Marc Taeger ha protagonizado la sesión de este pasado fin de semana en el ESPACIO KALANDRAKA. En la sala de exposiciones se pueden admirar varios originales suyos correspondientes a “La guía necsia”, “Arturo” y “Elefante, un guisante”. Este último es su álbum más reciente, cuyas ilustraciones -hechas con la técnica del linograbado- han requerido un arduo trabajo artesanal y un proceso de impresión específico en el taller de la Escuela Municipal de Artes y Oficios de Vigo.
Su visita al ESPACIO KALANDRAKA ha contado con un factor sorpresa: el encuentro con el autor del texto de “Elefante, un guisante”, el narrador Rafael Ordóñez. El público que asistió a la sesión fue testigo de su primer -y emocionante- saludo en persona, ya que Marc y Rafael solo se conocían de intercambiar impresiones por teléfono y por correo electrónico durante el proceso de producción del libro.
La sintonía entre ambos fue perfecta. Marc dedicó su intervención a dibujar los personajes de los libros que ha ilustrado, explicando la técnica que había utilizado en cada uno: “Aquiles el puntito” lo presentó con pinturas al agua y esponjas, mientras que “Garbancito” fue el resultado de un original collage de figuras recortadas de cajas de cartón recicladas.
Rafael Ordóñez no contó la historia de “Elefante, un guisante” porque será el cuento principal de la sesión del próximo sábado 27, pero improvisó un relato que Marc fue ilustrando sobre la marcha. Los niños y niñas salían de su asombro, porque ogros, árboles, animales, pucheros y bichos fueron aparecieron como por arte de magia ante sus ojos.
Llegó entonces el turno de los más pequeños que, después de comprobar la destreza de Marc recortando figuras y estampando colores sobre el papel en blanco, pudieron poner a prueba su imaginación y su creatividad. Con sus colores preferidos, y siguiendo una sencilla propuesta estética, jugaron a completar personajes: leones y elefantes se convirtieron en planetas, balones o criaturas totalmente diferentes a las originales.
Todos se llevaron a casa un recuerdo imborrable de esta sesión. Y muchos, desde ahora, tienen su ejemplar de “Elefante, un guisante”, dedicado por los autores. Más que un libro, un tesoro.