150 Libros infantiles para leer y releer” es una publicación de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) a través del Club Kiriko y coordinada por A Mano Cultura, con la colaboración de Ana Garralón, experta en Literatura Infantil y Juvenil. Esta selección, dirigida a padres, docentes, bibliotecarios, editores, autores, libreros y niños, reúne 153 títulos escogidos por las Librerías Kiriko.

 

“Son libros que desde hace años disfrutan generaciones de niños. Libros que llaman a otros libros, tejiendo redes por encima de culturas, autores e idiomas. Libros que crean lectores porque les ayudan en su crecimiento intelectual y emocional, porque les incitan a leer, otros porque enseñan a disfrutar de la literatura como un sosiego de encanto en el mundo de la prisa en el que viven”.

 

Entre esas 153 obras se encuentran reseñados varios libros editados por Kalandraka y Faktoría K:

 

- “28 historias para reírse”, de Ursula Wölfel y João Vaz de Carvalho

 

“...Estos cuentos breves nos trasladan una visión ingenua de los seres humanos y sus comportamientos buscando conectar con los niños a través de lo más auténtico de la infancia: una cierta anarquía, una simplicidad alegre y una benevolencia en la mirada hacia el mundo”.

 

- “¿A qué sabe la luna?”, de Michael Grejniec

 

“...El libro incluye un poster gigante con el dibujo de la luna y un metro para colgar en la habitación de los niños para que éstos puedan medirse”.

 

- “El cerdito”, de Arnold Lobel

 

“...Un relato que encanta a los más pequeños por la aventura del cerdito al escaparse y por el final feliz”.

 

- “Frederick”, de Leo Lionni

 

"...Los sencillos collages de Lionni y su gama de colores planos, así como las ordenadas composiciones, se acercan mucho al imaginario infantil. Esta historia, además, es una revisión de la fábula La cigarra y la hormiga, y da una lección sobre la confianza y la necesidad que tiene la sociedad de personas creativas".

 

- “Gato Guille y los monstruos”, de Rocío Martínez

 

“...Las ilustraciones de Rocío Martínez conectan con el mundo infantil al caracterizar muy bien sus personajes y delimitar la acción a la casa. El tema, además, es muy oportuno para niños pequeños que temen quedarse solos”.

 

- “La grúa”, de Reiner Zimnik

 

“...Zimnik pertenece a este grupo de autores que, publicando en colecciones infantiles, sus libros contienen una gran densidad filosófica. Pero es un narrador tan sabio que consigue que el mismo libro pueda resultar espontáneo para un lector inicial, y profundo para un lector que pretenda ir más allá”.

 

- “Historias de ratones”, de Arnold Lobel

 

“...Los padres y profesores que leen por primera vez este libro se verán obligados de inmediato a releer los cuentos a petición de los niños. También para los adultos que lean varias veces estas historias no dejará de sorprenderles la íntima conexión que establecerán con el libro. Parece increíble que un libro publicado en 1972 pueda tener ese interés muchos años más tarde”.

 

- “Miffy ayuda en casa”, de Dick Bruna

 

“...Es como un alfabeto de objetos, todo muy simple, casi de diseño, pictogramas listos para ser reconocidos. Dick Bruna utiliza siempre los mismos colores: rojo, azul, amarillo, blanco y verde. El argumento es sencillo y tal vez en eso radica el éxito de esta serie de más de treinta títulos”.

 

- “Nadarín”, de Leo Lionni

 

“...No solo es la historia de un pez valiente y alegre, sino que este libro es una delicia realizada con collages que muestran diferentes texturas y alientan la imaginación. Ganadora del Premio Caldecott por su minimalismo gráfico”.

 

- “Una pesadilla en mi armario”, de Mercer Mayer

 

“...Las ilustraciones del libro, con mucho lápiz y con ambiente intimista, le hacen muchos guiños al lector, como la pesadilla fea que se pone a llorar o los gestos del niño, compasivos ante el temor de la pesadilla. El final, con el niño diciendo que no hay sitio para nadie más en la cama, es genial”.

 

- “¡Qué bonito es Panamá!”, de Janosch

 

“...El narrador les pregunta a los lectores ¿piensas que podrían haber ahorrado este viaje? La respuesta la tienen en este bonito libro, cálido y con personajes llenos de ternura e ilusión, tal y como es la infancia: un lugar del que hay que salir pero que nunca se abandona del todo”.

 

- “El tigre que vino a tomar el té”, de Judith Kerr

 

“...Se van a comer a un restaurante y, al día siguiente, cuando van de compras otra vez compran una lata grande de comida para tigres por si vuelve a aparecer. Pero el tigre nunca más volvió”.

 

- “Los tres bandidos”, de Tomi Ungerer

 

“...La historia cautiva a los lectores que ven amenazantes a estos bandidos que resultan tener un buen corazón y les permite la fantasía de vivir otras vidas: un libro que va directo a la psicología”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cada ficha precisa la temática del libro, la franja de edad a la que va dirigido, los premios recibidos, una biografía del autor/a e ilustrador/a y un amplio comentario, que se completa con los datos técnicos y la imagen de la portada. También se indica en qué otras lenguas del Estado fue editado y otros libros relacionados.

 

Además de los títulos con protagonismo en sí mismos, la presencia de Kalandraka y Faktoría K en este catálogo se incrementa con la mención a otras obras vinculadas a los 153 libros seleccionados. Entre esas sugerencias de lectura se encuentran: “Animales fantásticos”, de José Jorge Letria y André Letria; “Catalina, el oso y Pedro”, de Christiane Pieper; “Tío Elefante”, de Arnold Lobel; “La casa más grande del mundo”, “Pequeño Azul y Pequeño Amarillo” y “¿Dónde? Frederick”, de Leo Lionni; “La historia del Rainbow Warrior”, de Rocío Martínez; “El pequeño tigre rugidor” y “Correo para el tigre”, de Reiner Zimnik; “El león Kandinga”, de Boniface Ofogo y Elisa Arguilé; “¿Quién habla?” y “¡A bañarse!”, de Taro Gomi; “Grisela”, de Anke de Vries y Willemien Min; “27 historias para tomar la sopa” y “29 historias disparatadas”, de Ursula Wölfel, ilustrados por Pablo Bernasconi y Neus Bruguera, respectivamete; “El pequeño conejo blanco”, de Xosé Ballesteros y Óscar Villán; “La gatita Rosalinda”, de Piotr y Józef Wilkon; “El caracol del Señor Garrigós”, de José Luis Berenguer y Federico Delicado; “Los de arriba y los de abajo”, de Paloma Valdivia; “Hasta el infinito”, de Kveta Pacovská; “El pez rojo”, de Taeeun Yoo; “El viaje del bisabuelo”, de Marta Farias y Aitana Carrasco; “La caricia de la mariposa”, de Chistian Voltz; “Háblame”, de Marco Berrettoni Carrara yChiara Carrer; “Eduardo, el niño más terrible del mundo”, de John Burningham, y “Misterio en el jardín”, de Lawrence Schimel y Sara Rojo.

 

 

“Dicen que los libreros seremos sustituidos por programas informáticos capaces de decirle al cliente lo que quiere, incluso antes de que él lo desee”, exponen los promotores de esta publicación. Más allá de esa remota hipótesis, la guía pretende ser un reflejo de lo que los auténticos libreros vienen haciendo -y seguirán haciéndolo- por muchos más años: “Recomendar, sugerir, poner en el camino a los que empiezan a leer, señalar posibilidades, acompañarles”. Feliz lectura.