“Este hombre nos dejó huérfanos, no solo a los africanos, sino a toda la humanidad”.

El narrador camerunés Boniface Ofogo recordaba con estas palabras a Nelson Mandela en la reciente sesión de cuentos para adultos realizada en el ESPACIO KALANDRAKA. En este sencillo homenaje a Madiba, Boni Ofogo recordaba las enormes dificultades que padecen los habitantes del continente africano y cuánto hizo Mandela por la igualdad, los derechos y las libertades de su pueblo.

La figura de Madiba ha calado tanto en la historia contemporánea, su historia y su labor política y social ha sido de tal trascendencia en todo el mundo, que Boni Ofogo relató una anécdota que le ocurrió con un grupo de niños a los que hablaba sobre Mandela:

Una niña me preguntó: –Y como ha muerto... ¿quién ocupará su lugar? – Yo no entendí la pregunta y contesté: –Ahora hay otro presidente.

–No, no me refiero a eso –me corrigió– ¿quién va a hacer lo que él hacía, por lo que era tan importante?

Esa niña tenía ocho años. Muchos políticos hablan, dicen muchas cosas y hacen otras, pero él fue un hombre que dijo muchas cosas e hizo las cosas que dijo.

Fue un homenaje festivo, una prolongación de los tributos de música y danza que se le dedicaron en su Sudáfrica natal. El ESPACIO KALANDRAKA se llenó también de ritmo con la proyección del video de la actuación de Johnny Clegg, en 1999, interpretando en directo “Asimbonanga”, a la que se sumó el propio Mandela bailando sobre el escenario. Su sonrisa y su carisma parecían estar presentes de nuevo entre el público.

Boni Ofogo comparó a Mandela con el baobab, conocido en África como el “árbol de la palabra” porque en las tardes de calor, la gente busca su sombra y se reúne bajo sus ramas para contar historias.

Una de las múltiples leyendas que existen sobre el baobab cuenta que su corteza se volvió tan sólida y áspera a causa de la codicia de una hiena, que quiso arrebatarle las riquezas que compartía con otros animales a los que ayudaba. El baobab reaccionó bruscamente cerrando su corazón, aunque en África cuentan que este árbol es como los seres humanos: duros por fuera, pero con un corazón bondadoso por dentro, lleno de tesoros.

Un mensaje subyace tras esta sesión especial de cuentacuentos para adultos con Boni Ofogo: las personas mueren, las ideas permanecen y nos corresponde a la generación actual tomar el testigo de quienes nos han precedido, para que cada uno en su vida cotidiana pueda contribuir a la construcción de un mundo mejor.

El eco de los cuentos y las fábulas de Boni Ofogo volvió a resonar en el ESPACIO KALANDRAKA en una nueva sesión para público infantil.

Comenzó el encuentro abriendo su correspondencia y descubriendo que alguien le había enviado un cocodrilo en el interior de un sobre peculiar: “Lágrimas de cocodrilo”, de André François, fue la primera historia de un repertorio de relatos tan asombrosos como el de esta criatura del Nilo, que Boni fue capaz de capturar de nuevo para enviarla, también por carta, a un nuevo destinatario elegido entre los participantes de la sesión. Puede que ahora mismo esté camino de Alicante…

Utilizando un instrumento tradicional africano, Boni Ofogo nos mostró lo difícil y arriesgado que es coger la cabeza de un león con las manos, rodear sus fauces abiertas y coseguir un rugido feroz. Entre el susto de unos y la impresión de otros, Boni Ofogo comenzó la narración de “El león Kandinga”, que se quedó sin amigos porque era egoísta y no compartía nada con los demás.

“Comer hierba, beber agua y dormir mucho” es cuanto deben hacer los animales de la selva para sobrevivir, como la sabia tortuga protagonista de otro de los relatos africanos de Boni.

...Y después de aprender la fórmula tradicional con la que terminan los cuentos, los más pequeños pudieron colorear las siluetas del León Kandinga y de la liebre, a partir de las ilustraciones de Elisa Arguilé.