El autor e ilustrador de “Mi abuelo Carmelo”, Dani Torrent, fue el protagonista de la presentación de este álbum tierno y evocador en la FNAC Arenas de Barcelona. Le acompañaron nuestra compañera Helena García y la crítica literaria Caterina Riba, que hizo un minucioso y preciso análisis de la obra.

“...El escrito es aquello que nos permite empujar las puertas del mundo de la infancia para abrirlas de par en par, y nos lleva a vivir un viaje apasionante hacia la inocencia de la mirada de niños y niñas, para quienes todo es posible. Para los que somos ya mayores se trata de un trayecto a contracorriente, lleno de nostalgia, ya que, una vez dejas atrás el universo infantil éste se vuelve irrecuperable, y cuando nos acercamos de nuevo a él, siempre es en otros términos...” (Caterina Riba)

------------------------

“...L’escrit és simplement el que permet empènyer les portes del món dels infants i obrir-les de bat a bat, i ens fa viure un viatge apassionant cap a la innocència de la mirada dels nens i nenes per als quals tot és possible. Per als que ja som grans es tracta d’un trajecte a contracorrent, amarat de nostàlgia, ja que un cop deixat enrere, l’univers infantil és irrecuperable i, quan ens hi tornem a acostar, és necessàriament en uns altres termes...” (Caterina Riba)

Para leer el texto completo de la presentación, pulsa “Continuar leyendo...”.

Mi abuelo Carmelo de Dani Torrent. Presentación de Caterina Riba.

En mi breve intervención, quisiera situar el cuento de Dani Torrent dentro de la tradición de la ilustración en Cataluña y después quisiera también hacer algunas observaciones sobre el diálogo, que a mi parecer, el libro mantiene con otras disciplinas y tradiciones, concretamente con la estampa japonesa y con el lenguaje cinematográfico.

El cuento de Dani Torrent se enmarca en una importante tradición de literatura infantil ilustrada, la catalana, que cuenta con ilustradores eminentes. El momento álgido de la ilustración en Cataluña es el período comprendido entre el Modernismo y la Guerra Civil. El Modernismo fue un movimiento que se inició a finales del siglo XIX y que se caracterizaba por una gran curiosidad por todas las nuevas manifestaciones artísticas que tenían lugar en aquellos momentos en Europa y que aglutinaba aportaciones muy diversas, a veces antagónicas, siempre y cuando tuvieran cierto regusto de Modernidad.

Este movimiento, promovido por un grupo de jóvenes barbudos, congregaba un amplio abanico de expresiones artísticas (desde la arquitectura, a la joyería, pasando por el diseño de muebles) y se divulgó a través de revistas y de diarios en los cuales los ilustradores tenían un papel primordial. Esta tendencia se mantuvo también en el movimiento que siguió al Modernismo, en el Noucentisme, que pondría orden a la gran variedad de aportaciones anteriores y que de alguna manera, institucionalizó dicha corriente, gracias en parte a la creación de la Mancomunidad.

En aquel momento fue muy importante la prensa satírica que aparecía en periódicos como L’Esquella de la Torratxa, el Cu-cut o La Veu de Catalunya, de gran impacto social. Junto a estas publicaciones se desarrollaría la ilustración en la literatura infantil en las revistas Virolet, En Patufet o La Mainada, donde trabajaban ilustradores como Joan García Junceda, Joan Llaverias o Lola Anglada. Ésta fue la época dorada del libro ilustrado infantil. Las cifras de ventas de semanarios, de revistas infantiles y de cuentos no se han superado en ninguna época posterior.

Por desgracia, la Guerra Civil interrumpió repentinamente esta tendencia, y después de la guerra los ilustradores tuvieron que buscarse otras salidas profesionales. No fue hasta los años cincuenta cuando aparecieron nuevos libros ilustrados, muchos de los cuales ya habían sido publicados durante los años treinta. A partir de la década de los sesenta surgieron las revistas L’Infant y Cavall Fort, y se recuperó la edición de libros ilustrados, retomando así la gran tradición anterior.

Dani Torrent forma parte de la generación que ha crecido con las ilustraciones de las revistas Cavall Fort y Tretzevents, y con los dibujos de la omnipresente Pilarín Bayés. No obstante Dani se reconoce en la tradición anterior, y se siente heredero de las ilustraciones del Modernismo y de la época de la República. El Modernismo ha dejado una huella muy visible en los dibujos de Torrent, en los cuales podemos apreciar las ondulaciones y la característica línea curva modernista “coup de fuet”. Por lo que respecta a sus referencias de la época de la República destacaría especialmente a Lola Anglada y a Joan García Junceda.

No obstante, se ha de tener en cuenta que Dani Torrent llega al mundo de la ilustración después de haber explorado varios campos y que su propuesta artística bebe de las fuentes de otras disciplinas y tradiciones. Dani Torrent tiene formación en Bellas Artes, en Historia del Arte y también en realización de Cine. En el libro que presentamos hoy, el autor combina las diferentes fuentes y a partir de ellas crea un lenguaje personal e intransferible.

Mi abuelo Carmelo está basado en sus propias vivencias y explica la relación con su abuelo paterno Carmelo, al cual hace llegar una carta tan impregnada de ternura como de atenciones que éste le dedicaba cuando era pequeño. Es una carta, tal y como apreciamos en la portada como en los fragmentos insertados en las páginas interiores, que va dirigida a las nubes de lluvia, a las golondrinas que vuelan a ras de suelo y a las tardes de infancia en las que la ausencia del abuelo se hace presente.

El cuento nos evoca la conmovedora relación entre el abuelo y el nieto a través del recuerdo del autor: el abuelo Carmelo y él mismo se ocupaban del jardín y regaban las plantas, excepto en aquellos días de verano en los que llovía con fuerza y se quedaban en el porche observando como caía el agua. Después del chaparrón salían con sus escobas y realizaban dibujos con el agua de los charcos, que no tardaban en evaporarse por el calor.

Este relato aprovecha una anécdota biográfica para tratar una cuestión existencial que afecta también a los más pequeños: la perdida de un ser querido. La muerte del abuelo se presenta en el libro como una desaparición parcial, ya que pervive en todo aquello que el nieto asocia a él. Se trata de un libro infantil pero que no evita para nada los temas más complejos o espinosos. El autor aborda directamente el amor, la muerte y el dolor por la pérdida.

Uno de los claros referentes de Dani Torrent a la hora de elaborar y de poner en práctica su propio lenguaje es el arte de la estampa japonesa que, como recordaremos, ya fue reivindicado fervientemente por los modernistas. Los paisajes de artistas como Hiroshige y Hokusai son una forma de expresión que contiene una cosmovisión holística y una peculiar manera de relacionarse con la naturaleza. Torrent no sólo recoge ciertos aspectos técnicos de la estampa, como la tinta plana, el dibujo nítido y firme, o algunos motivos temáticos, como el paisaje y los cambios atmosféricos, sino que transmite también su espíritu de comunión con la naturaleza. El texto nos recuerda también la concisión de los haikús, la expresión mínima de la poesía, tres versos de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente. El texto del cuento es escueto y se presenta con un lenguaje plano y sencillo para los más pequeños, completamente despojado de ornamentos retóricos.

El escrito es aquello que nos permite empujar las puertas del mundo de la infancia para abrirlas de par en par, y nos lleva a vivir un viaje apasionante hacia la inocencia de la mirada de niños y niñas, para quienes todo es posible. Para los que somos ya mayores se trata de un trayecto a contracorriente, lleno de nostalgia, ya que, una vez dejas atrás el universo infantil éste se vuelve irrecuperable, y cuando nos acercamos de nuevo a él, siempre es en otros términos.

Otro de los lenguajes que incorpora a sus ilustraciones es el cinematográfico. De su coqueteo con el mundo del cine le ha quedado el interés por la narrativa de la imagen o por la composición de planos. Las imágenes de Torrent no tienen nada gratuito. Todo está justificado. Torrent hace gala de una gran capacidad para resolver la narrativa con muy pocos elementos.

En la primera ilustración, Dani niño se maravilla ante los insectos y las cerezas en las cuales late la vida que se va revelando poco a poco. Son los mismos elementos que aparecerán en el final del libro, en el cual Dani adolescente ya no se concentra en las cosas más insignificantes sino que percibe el mundo en su conjunto, a través de una mirada de adulto. También encontramos esta contraposición de miradas en la primera ilustración en la que aparece el abuelo Carmelo, en la cual el abuelo riega las plantas y el pequeño Dani le imita. Se puede observar la visión del niño que, fascinado, descubre la explosión de la vida en las flores (en un primer plano) mientras el abuelo riega serenamente, con la distancia que le proporcionan la edad y el segundo plano. El agua de Carmelo va hacia unos cipreses, prefigurando la muerte que, no obstante, aparece en un contexto plácido. La habilidad de autor al sintetizar y presentarnos la esencia desnuda es ejemplar.

Otro de los recursos que utiliza es el de integrar todos los elementos a través de analogías de formas y texturas: las golondrinas y el cabello, la barriga de las golondrinas y las sábanas que cuelgan o las formas redondeadas de las cabezas, las cerezas y los charcos (una circularidad que también alude al ciclo de la vida). Todo está conectado harmónicamente.

Finalmente, otra característica cinematográfica que aparece en las ilustraciones es el trabajo del dinamismo. Todas las imágenes incorporan el movimiento (el chorro de la manguera, el temblor del agua en la piscina, la inercia de las gotas, el cabello del niño, etc.) excepto una ilustración, justo después de la tormenta, cuando la imagen se congela. De esta manera Torrent genera una sensación de suspense, bien típica del cine, que nos lleva al desenlace de la historia y a la reflexión final.

Para acabar, simplemente quisiera invitaros a que disfrutéis del libro, que espero os guste tanto como a mí. Se trata de un libro maduro y fresco a la vez, apto para adultos y para los más pequeños.

----------------------------------------

Mi abuelo Carmelo de Dani Torrent. Presentació per Caterina Riba.

En la meva breu intervenció, jo voldria situar el conte de Dani Torrent dins la tradició de la il•lustració a Catalunya i després voldria fer algunes observacions sobre el diàleg que, al meu entendre, el llibre manté amb altres disciplines i tradicions, concretament amb l’estampa japonesa i amb el llenguatge cinematogràfic.

El conte de Dani Torrent s’empelta en una important tradició de literatura infantil il•lustrada, la catalana, que compta amb dibuixants eminents. El moment àlgid de la il•lustració al nostre país és el període comprès entre el Modernisme i la Guerra Civil. El Modernisme va ser un moviment que començà a finals dels segle XIX i que es caracteritzava per una curiositat fora mida per totes noves manifestacions artístiques que tenien lloc en aquell moment a Europa i que va amalgamar aportacions diverses, a vegades antagòniques, sempre que tinguessin regust de modernitat. Aquest moviment, promogut per una colla de joves barbuts, abastava un ventall enorme d’expressions artístiques (des de l’arquitectura, a la joieria passant pel disseny de mobles), i es va divulgar a través de revistes i diaris en els quals els il•lustradors van tenir un paper cabdal. Aquesta tendència es mantingué en el moviment que succeí el Modernisme, el Noucentisme, que posà ordre al gavadal de contribucions anteriors i va institucionalitzar el moviment, sobretot amb la creació de la Mancomunitat.

En aquell moment fou especialment important la premsa satírica amb periòdics com L’Esquella de la Torratxa, Cu-cut o La Veu de Catalunya que tingueren un gran impacte social i, al costat d’aquest tipus de publicació, es va desenvolupar la il•lustració en la literatura infantil amb les revistes Virolet, En Patufet o La Mainada, on treballaven il•lustradors com Joan García Junceda, Joan Llaverias o Lola Anglada. Aquesta fou una època daurada del llibre il•lustrat infantil. Les vendes de setmanaris, revistes infantils i contes, no s’ha superat en cap època posterior.

Malauradament, la Guerra Civil va estroncar abruptament aquesta tendència, i després de la guerra els il•lustradors van haver de trobar altres sortides professionals. No va ser fins als anys cinquanta que reaparegueren llibres il•lustrats, molts dels quals ja s’havien publicat als anys trenta. A partir dels seixanta sorgiren les revistes L’Infantil i Cavall Fort i també es va recuperar l’edició de llibres il•lustrats, reprenent així la gran tradició anterior.

Daniel Torrent forma part de la generació que ha crescut amb les il•lustracions de les revistes Cavall Fort i Tretzevents, i amb els dibuixos de la omnipresent Pilarín Bayés. No obstant, Dani Torrent es reconeix en la tradició anterior i se sent hereu tant de la il•lustració del Modernisme i de l’època de la República. El Modernisme ha deixat una petja ben visible en els dibuixos de Torrent, en els quals trobem les ondulacions i la característica línia corba modernista anomenada “coup de fuet”. Pel què fa al seus referents dels temps de la República destaquen especialment Lola Anglada i Joan García Junceda.

Hem de tenir en compte, no obstant, que Dani Torrent, arriba a la il•lustració després d’haver explorat molts altres camps i que la seva proposta artística es nodreix de moltes altres disciplines i tradicions. Torrent té formació en Belles arts, en Història de l’art així com en realització de cinema. En el llibre que presentem avui, Torrent combina les diferents fonts de les quals beu a partir de les quals crea un llenguatge personal i intransferible.

Mi abuelo Carmelo, està basat en les seves pròpies vivències i explica la relació amb el seu avi patern Carmelo, al qual envia una carta tant impregnada de tendresa com les atencions que aquest li dedicava quan ell era petit. És una carta, tal i com veiem en la portada i en els fragments de postals que s’insereixen en les pàgines interiors, que va adreçada als núvols de pluja, a les orenetes quan volen arran de terra i a les tardes d’infantesa en les quals l’absència de l’avi es fa present.

El conte evoca la commovedora relació entre avi i nét a través del record de l’autor: l’avi Carmelo i ell s’ocupaven del jardí i regaven les plantes, excepte aquells dies d’estiu en què plovia amb força i observaven la pluja des del porxo. Després del xàfec sortien amb escombres i feien dibuixos amb l’aigua dels bassals, que a causa de la calor s’evaporaven al cap de poca estona.

Aquest relat aprofita una anècdota biogràfica per tractar una qüestió existencial a la qual també es veuen confrontats els infants: la pèrdua dels éssers estimats. La mort de l’avi és presentada en aquest llibre com una desaparició parcial, ja que perviu en tot allò que el nét associa amb l’avi. Es tracta d’un llibre per a infants que no evita temes complexos o espinosos, ans al contrari. L’autor hi aborda directament l’amor, la mort i el dolor de la pèrdua. La mort, el gran interrogant.

Un dels clars referents de Dani Torrent a l’hora d’elaborar i posar en pràctica el seu propi llenguatge és el de l’art de l’estampa japonesa que, recordem-ho, havia estat reivindicada ferventment pels modernistes. Els paisatges d’artistes com Hiroshige i Hokusai són una forma d’expressió que enclou una cosmovisió holística i una manera particular de relacionar-se amb la natura. Torrent no només recull alguns aspectes tècnics de l’estampa, com la tinta plana, el dibuix nítid i ferm, o els motius temàtics, com el paisatge i els canvis atmosfèrics, sinó que en transmet l’esperit de comunió amb la natura. El text del conte, del qual Torrent és l’autor, recorda també la concisió dels haikús, la mínima expressió de la poesia, tres versos de 5 , 7 i 5 síl•labes. El text del conte és escarit i es presenta en un llenguatge planer i senzill per a infants, completament despullat d’oripells retòrics.

L’escrit és simplement el que permet empènyer les portes del món dels infants i obrir-les de bat a bat, i ens fa viure un viatge apassionant cap a la innocència de la mirada dels nens i nenes per als quals tot és possible. Per als que ja som grans es tracta d’un trajecte a contracorrent, amarat de nostàlgia, ja que un cop deixat enrere, l’univers infantil és irrecuperable i, quan ens hi tornem a acostar, és necessàriament en uns altres termes.

Un altre dels llenguatges que incorpora en les seves il•lustracions és el cinematogràfic. Del seu coqueteig amb el cinema en resta un interès per la narrativa de la imatge o la composició de plans. Les imatges de Torrent no tenen res de gratuït. Tot està justificat. Torrent fa gala d’una gran capacitat per resoldre la narrativa amb pocs elements.

En el primer dibuix, el Dani infant es meravella davant els insectes i les cireres en els quals batega la vida que es revela a poc a poc, els mateixos elements que apareixeran al final del conte en què el Dani adolescent ja no es concentra en les coses insignificants sinó que percep el món en el seu conjunt, a través d’una mirada d’adult. També trobem aquesta contraposició de mirades en la primera imatge en què apareix l’avi Carmelo, en la qual l’avi rega les plantes i el petit Dani l’imita. En aquest dibuix es mostra la visió de l’infant, que, fascinat, descobreix una explosió de vida en les flors (en un primer pla) mentre que l’avi rega serenament, amb la distància que li proporcionen d’edat i el segon pla. L’aigua de la mànega de l’avi va en direcció a uns xiprers prefigurant la mort que, no obstant, s’acosta en un context de placidesa. L’habilitat de l’autor per sintetitzar i presentar-nos l’essència despullada és exemplar.

Un altre dels recursos que utilitza és el d’integrar tots els elements a través d’analogies de formes i de textures: orenetes i cabell, la panxa de les orenetes i els llençols, les formes arrodonides dels caps, les cireres i els bassals (una circularitat, que d’altra banda, al•ludeix al cicle de la vida). Tot està connectat harmònicament.

Finalment, un altre deix ben cinematogràfic que apareix en les il•lustracions és treball del dinamisme. Totes les imatges incorporen el moviment (el raig de la mànega, el tremolor de l’aigua de la piscina, la inèrcia de les gotes, el cabell de l’infant) excepte una il•lustració, just després de la tempesta, en què la imatge es congela. Així, Torrent genera una sensació de suspens, ben típica del cinema, que portarà al desenllaç de la història i a la reflexió final.

Per acabar, simplement volia convidar-vos a assaborir el llibre, que espero que us agradi tant com a mi. Es tracta d’un llibre madur i fresc a la vegada, apte per a adults i per als més menuts.