Miguel Calatayud. Ilustraciones 1970/2010

Los 40 años de la densa y magistral trayectoria de Miguel Calatayud, Premio Nacional de Ilustración en 1989, 1992 y 2009: carteles, libros infantiles, cómics y colaboraciones, seleccionados para homenajear su contribución esencial al mundo del arte.

“Miguel Calatayud. Ilustraciones 1970/2010” reúne más de 400 trabajos de este destacado artista contemporáneo, con 40 años de experiencia y numerosos reconocimientos. Una amplia selección de carteles, libros infantiles, cómics y colaboraciones para medios de comunicación, instituciones, editoriales y colectivos sociales, forman parte de una merecida exposición retrospectiva en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM). Comisario de la muestra y autor de “Kembo”, con ilustraciones del propio Miguel Calatayud, Carlos Pérez -en una Carta desde Baba Kamo- elogia su capacidad para “elaborar una estética propia y reconocible” desde el inicio de su carrera profesional en la década de los 70, que atrajo al público más joven, “ávido de encontrar formas y aportaciones plásticas y literarias más acordes con sus intereses y con los tiempos que les había tocado vivir”.

Abundando en su estilo, el crítico literario Gustavo Puerta sostiene que la propuesta de Miguel Calatayud es “muy reconocible, se desmarca de las corrientes establecidas, y destaca por su originalidad y coherencia”. Al analizar su obra, es evidente la utilización de la aguada y el recurso a la línea fina como elemento delimitador de las figuras. Formas geométricas y simplificadas, composiciones conceptuales y un acentuado sentido cubista de la perspectiva, son algunas señas de su identidad visual, junto con un estudiado tratamiento de los colores -ya sean combinados o contrastados- para dotar de ritmo y equilibrio a las ilustraciones, en las que la representación estática y rígida de la figura humana, el paisaje, e incluso la palabra, tienen una importancia vital.

El resultado es una obra “antinaturalista” en la que convergen las investigaciones de la vanguardia, con el arte popular y el dibujo infantil, expone en un artículo titulado La óptica del mundo al revés.

La elegancia de un universo visual es el panorama que traza el periodista y escritor Adolf Beltrán sobre la obra de Miguel Calatayud, en la que ve un universo visual “inspirado en una cierta psicodelia iconográfica y en la cultura pop”. Versátil y original por su hondo arraigo en la geometría y el color, nada es casual en sus creaciones porque cada pincelada está planificada “tomando el libro en su conjunto, y no página a página”.

En resumen, una trayectoria ejemplar, basada en la elegancia y el acento poético, y con un planteamiento creativo absolutamente serio, sin artificios ni ocurrencias: “Su obra, en la que poco a poco se fragmentan las figuras y se descomponen los planos, en la que rectas y curvas establecen a veces contactos casi inverosímiles, está basada en la investigación progresiva sobre lo convencional del intento de reproducir en dos dimensiones los «mecanismos de deformación del ojo humano»”.
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